Las épocas vacacionales y fiestas, como las Navidades, son los períodos con mayor número de intoxicaciones en perros y gatos. Las cifras a nivel mundial son muy similares, siendo el 80% de los casos los perros los protagonistas (debido a sus hábitos indiscriminados de alimentación y su comportamiento exploratorio y poco exigente, en lo que a comida se refiere); y el 15% de los casos los gatos (generalmente por la ingestión de sustancias tóxicas al lamerse y acicalarse, siendo nosotros los principales responsables, al no llevar una correcta higiene de nuestras manos y acariciarlos habiendo tocado previamente sustancias dañinas para ellos, como anticongelantes o aceites esenciales, por ejemplo).
De entre las numerosas causas, los alimentos de consumo humano ocupan el segundo lugar (aproximadamente un 20% de los casos registrados).
Los signos típicos de intoxicación suelen ser:
- Vómito
- Diarrea
- Letargo y ataxia
- Debilidad y depresión
- Anorexia
- Polidipsia (o aumento de frecuencia de bebida)
Ajo, cebolla, puerro, cebollino, calçots… (y resto de alimentos de la especie Allium):
Las sustancias responsables del cuadro tóxico son los organosulfóxidos presentes en esta familia de vegetales que, al ser masticados, se transforman en compuestos sulfurados que generan una alteración en los glóbulos rojos que les impide realizar un correcto transporte de oxígeno a las células.
A parte de los síntomas típicos de intoxicación, es frecuente encontrarnos con signos asociados a anemia debido a la hemólisis resultante (estos síntomas no son inmediatos y aparecerán unos días después de la ingestión). Nuestro perro o gato tendrán las mucosas pálidas, un aumento de la frecuencia respiratoria y disnea (dificultad para respirar), taquicardia, ictericia (color amarillento de mucosas) y orina oscura (por presencia de sangre y hemoglobina).
Se ha establecido una dosis mínima tóxica en perros de unos 15g/kg de peso vivo y en gatos de 5g/kg de peso vivo. Esto quiere decir que para que un perro de 5kg muestre algún signo, deberá ingerir 15 dientes de ajo o una cebolla entera (esto no significa que la toma continuada de cantidades menores no afecte a nuestra mascota). Estas dosis pueden ser menores en ciertas razas que tienen una condición hereditaria que les hace ser más susceptibles a esta intoxicación (como los Akita, los Shiba y los Jindo o Chindo).
Chocolate, café, té, guaraná, mate (y bebidas energéticas o refrescos estimulantes):
Este grupo de alimentos posee una serie de sustancias (teobromina, teofilina y cafeína) conocidas como metilxantinas que tienen un potente efecto relajante en el músculo liso (muy notable a nivel respiratorio). En gatos y perros su ingestión provoca (además de los signos típicos de intoxicación) inquietud, hipertensión, arritmias, infartos, disnea, rigidez muscular, cianosis, hipertermia, coma (e incluso muerte).
Esta sintomatología puede aparecer con dosis muy pequeñas (20mg/kg de peso vivo), tal y como resume la Fundación Vasca para la Seguridad Agroalimentaria. Para que te hagas una idea, una onza de chocolate puede pesar unos 25g y la dosis mínima tóxica que se ha registrado, asociada a un caso mortal, ha sido de 13g de chocolate negro/kg de peso vivo (es decir, dos onzas y media de chocolate para un perro de 5kg).
Por ello es el alimento que más casos de intoxicación provoca en animales de compañía, según la lista del 2018 de ASPCA (American Society for the Prevention of Cruelty in Animals).
Xilitol (caramelos, chicles, refrescos, bollería y pastelería, pastas dentífricas, medicamentos):
Es un edulcorante procedente del abedul de uso extendido por su papel en la reducción de caries. En el caso de los perros provoca una fuerte descarga de insulina con la consiguiente hipoglucemia severa. Además de vómitos y letargo, pueden aparecer convulsiones e incluso colapso y fallo hepático (acompañado de ictericia, petequias y hemorragia intestinal).
La dosis mínima para la aparición de síntomas es pequeña (del orden de 0,03g/kg de peso vivo). Una galleta con xilitol puede llegar a tener unos 6g de este edulcorante y un chicle unos 0,3g (cantidad suficiente para afectar a un perro de 5kg).
Alcohol:
Junto con el chocolate es otro de los protagonistas de las intoxicaciones en gatos y perros durante las fiestas. El alcohol no sólo lo encontramos en bebidas, sino también en manzanas podridas, colutorios bucales, medicamentos…
Su mecanismo de afectación no es del todo conocido, pero se ha visto que genera, además de los signos típicos de intoxicación, una hipotermia con depresión respiratoria (pudiendo llegar a provocar un coma). En estos casos, la rapidez para llevarlo al veterinario es clave para evitar tener que realizar medidas tan extremas como una hemodiálisis.
Lúpulo (cerveza):
Nueces de Macadamia:
Nuez moscada:
Aguacate:
Comidas con moho (y compostaje):
Los alimentos estropeados que presentan moho pueden ser una fuente de micotoxinas, por lo que es recomendable tirarlos a la basura siempre que los detectemos. Puede darse el caso que, por accidente, nuestro perro o gato ingieran un alimento en mal estado o accedan a la pila de compost, pero nunca se han de ofrecer alimentos con moho voluntariamente (pese a que nuestro perro no tenga problemas en devorarlo).
Hongos de los géneros Aspergillus, Fusarium y Penicillium están muy extendidos en todos los ambientes, incluso en los alimentos, y una mala conservación favorece que se multipliquen y produzcan micotoxinas en cantidades peligrosas. De todas las micotoxinas resaltamos las aflatoxinas, por la gravedad de la intoxicación, ya que pueden generar necrosis hepática e incluso la muerte; y las ocratoxinas, que pueden dañar los riñones. Los síntomas más frecuentes asociados a la ingestión de micotoxinas son irritabilidad e hiperactividad (aunque también puede verse debilidad), temblores y convulsiones (según la especie animal o el tipo de micotoxina se podrán observar una gran variedad de síntomas, desde problemas en la reproducción, hemorragias o fallos inmunitarios).
Si crees que tu perro o gato está intoxicado, no pierdas tiempo y llama a tu veterinari@, ya que la recuperación de tu mascota depende de la rapidez con que sea atendida. Remedios caseros como el uso de leche para bloquear el tóxico; o el uso de sal para provocar el vómito pueden agravar el cuadro (tampoco es aconsejable emplear carbón activo si el perro o gato está vomitando). La mejor opción es llevarlo a la clínica más cercana cuanto antes.
Si dudas de la inocuidad de un alimento, un producto o una planta que pueda haber ingerido y no presenta síntomas todavía, te recomendamos que accedas a la información disponible en ASPCA Animal Poison Control Center (APCC) o en el Pet Poison Helpline (ambas webs en inglés).
Para cualquier consulta en castellano, puedes ponerte en contacto con el Servicio de Información Toxicológica del Ministerio de Justicia (además de llamar a tu veterinari@, que te ayudará al instante).