22 marzo 2018

¿Los perros son omnívoros o carnívoros?

El debate sobre si los perros son omnívoros o carnívoros no estrictos (a diferencia de los gatos, que sí son estrictos) sigue estando vigente. En el mundo de la alimentación del perro las opiniones son variadas al respecto, y es fácil encontrar pruebas que apoyen una u otra postura cuando se consulta internet.

       

Esa disparidad de criterios y posturas genera una confusión que se refleja a la hora de elegir un alimento para nuestra mascota. Es por ello que vamos a intentar arrojar un poco de luz a este tema y resumirte las distintas evidencias que generan este debate:

  1. Su longitud del intestino: el intestino de carnívoros estrictos es más corto, ya que la carne es un ingrediente “fácil” de digerir, en comparación con los vegetales. Los herbívoros, en cambio, tienen un intestino muy largo para poder realizar la fermentación necesaria para digerir la fibra de los vegetales. Los perros están en un punto intermedio entre el gato y el lobo (y otros carnívoros) y los humanos y el cerdo, por ejemplo. Aunque es importante tener en mente la diferencia existente entre los perros de razas grandes y pequeñas tanto en la calidad de las heces, como la permeabilidad intestinal y la capacidad de fermentación, tal y como constata el artículo sobre sensibilidad digestiva según el tamaño corporal de M.P. Weber y colaboradores (lo que demuestra que no se puede simplificar el asunto tan fácilmente).
  1. El lobo come parte del digestivo de sus presas: estudios observacionales han manifestado que el lobo se alimenta también del digestivo de sus presas (donde hay compuestos vegetales semi-digeridos), aunque también se pueden encontrar testimonios de expertos que consideran que estos estudios en el lobo son poco claros y que éstos comen básicamente la carne y vísceras de sus presas (dejando el contenido digestivo a un lado), por lo que la controversia sobre los hábitos del lobo está servida.
  1. La presencia de genes asociados a la digestión del almidón: los perros presentan ciertos genes que tienen como función la digestión del almidón de los hidratos de carbono. Esto puede significar o que son omnívoros per se, o que se han adaptado bien a los miles de años de convivencia con el ser humano. Sea cual sea la razón, es innegable la realidad científica de que los perros poseen más genes asociados a la digestión del almidón que el lobo (de entre todas las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años, resaltamos la de Laura R. Botigué y colaboradoresla de Morgane Ollivier y colaboradores  y la de Taylor Reiten y colaboradores).
  1. Su patrón de fermentación: La fermentación es un proceso químico en el que se emplean ciertas sustancias para dar lugar a otras. Existen distintos tipos de fermentación (como la que ocurre en los yogures, en el alcohol o en nuestro intestino, con las proteínas o los hidratos de carbono). La capacidad fermentativa de un individuo se puede valorar con diferentes técnicas laboratoriales, que nos dan un patrón. En líneas generales, los herbívoros poseen microorganismos en su digestivo que fermentan mejor los carbohidratos que los presentes en el digestivo de los carnívoros, por lo que aprovechan mejor esos nutrientes.

El perro tiene un patrón de fermentación más similar al de los carnívoros, pero cuando se afirma sólo eso, no se tienen en cuenta los factores que determinan el grado de fermentación (como la naturaleza y origen del ingrediente, el procesado que tiene ese ingrediente, la prueba laboratorial que determina la capacidad de fermentación, la raza de perro…). Esos factores hacen que el perro aproveche más o menos un ingrediente rico en carbohidratos (o en proteínas), y no mencionarlos es obviar información decisiva.

5. Sus dientes: la dentadura del perro es igual a la del lobo, además de pertenecer al mismo orden Carnivora (al igual que el gato, el oso, la hiena, los leones marinos…) y tener el mismo origen evolutivo (que no comparten con las otras especies de ese mismo orden taxonómico, en el cual encontramos animales frugívoros, como el kinkajú; herbívoros, como el oso panda; carnívoros, como el tigre; y omnívoros, como la mofeta).

  6. La existencia de rutas metabólicas alternativas: los perros pueden sintetizar glucosa (necesaria para el cerebro) a través de rutas que emplean proteínas (más concretamente aminoácidos gluconeogénicos). Pero esta capacidad la tienen tanto omnívoros como carnívoros, por lo que NO puede ser considerado un argumento que apoye la postura de los que los consideran carnívoros.

   7. Capacidad de ayunar: los perros pueden estar sin comer más tiempo (comparado con un humano), algo frecuente en carnívoros que se alimentan de presas; pero también frecuente en los osos (que son omnívoros, sin debate alguno). Asímismo, un gato, carnívoro estricto, por sus necesidades metabólicas necesita ingerir comida con mayor frecuencia que un perro. De manera que el tiempo de ayuno no es una evidencia a tener en cuenta.

Una vez repasadas todas las argumentaciones disponibles, no queremos dejar pasar la oportunidad de mencionar un fenómeno que, a nuestro juicio, es clave en este debate, llamado epigenética y que hace referencia al poder que ejerce nuestro entorno y nuestras experiencias sobre nuestros genes y los de nuestra descendencia.

De manera que aquello a lo que nos exponemos (como la alimentación), determinará en muchos aspectos cómo va a funcionar nuestro organismo y el de futuras generaciones. Algunos ejemplos sencillos del fenómeno de la epigenética nutricional los puedes encontrar en la web de Learn.Genetics.  Pero si deseas profundizar más en la materia, te recomendamos la lectura del artículo de L. Preston Mercer o el escrito de Hannah Landecker.

En la actualidad, aun cuando existen todavía numerosas lagunas en lo referente al proceso de la evolución y domesticación del perro, la epigenética parece ser una pieza clave en la ecuación, tal y como apuntaba el experimento con zorros que realizó en la década de los 50 el genetista Dmitry K. Belyaev o como refleja la reciente investigación publicada por Ilana Janowitz Koch y colaboradores , así como la propuesta sobre los efectos de la epigenética en la actividad neurohormonal de los lobos originales, de   Christoph Jung y Daniela Pörtl.

Dejando a un lado la influencia de la epigenética y para cerrar el tema de la evolución del perro, diremos que los ejemplares más dóciles o confiados de los lobos hace miles de años, se acercaron a los asentamientos humanos y se aprovecharon de los desperdicios de alimentos que los hombres y mujeres dejaban allí.

Así, poco a poco, se fue creando una relación de mutuo beneficio entre estas dos especies; y se fue seleccionando involuntariamente a aquellos ejemplares más adecuados para la convivencia con el hombre y que, a su vez, mejor se adaptaron a la forma de vida (y alimentación) del ser humano (de manera que cambió su físico, sus hábitos de comida y su comportamiento).

Es obvio que los perros, descendientes directos de esos lobos, presentan un mayor requerimiento de carne que nosotros (pero a diferencia del gato, no tienen requerimientos nutricionales específicos de taurina o vitamina A, por ejemplo). Y es innegable, también, que tienen capacidad (a nivel genético y funcional) de digerir hidratos de carbono, por lo que es indiscutible el hecho de que pueden aprovechar esos nutrientes. La clave está en emplear ingredientes de primera calidad, que se han obtenido de manera responsable y correcta; y ofrecer ese tipo de nutrientes en una forma biodisponible en las recetas para asegurar la máxima asimilación y el menor desgaste metabólico posible.

En Dingonatura tenemos muy en cuenta todos estos hechos y en nuestros inicios analizamos en profundidad las necesidades de los perros desde la antigüedad hasta nuestros días para poder diseñar nuestras recetas. Estudiamos las mejores fuentes de proteína salvaje y las adaptamos a la alimentación actual; y trabajamos con fuentes de hidratos de carbono muy exclusivas que presentamos predigeridas en todos nuestros alimentos para evitar fermentaciones y problemas de digestión. Todo ello de la mano de una tecnología, que se diseñó de forma personalizada a posteriori para asegurar que alcanzaríamos nuestros objetivos.

Ese ha sido siempre nuestro planteamiento; y hoy en día, seguimos trabajando en ello para poder ofrecer alimentos biológicamente adaptados a nuestras mascotas, que les permitan vivir más y mejor.
Si deseas averiguar algo más a cerca del uso de cereales en las recetas para tu perro, te recomendamos la siguiente lectura.