30 marzo 2020

Cómo proteger el sistema respiratorio de perros y gatos

Nuestros perros y gatos pueden pasar numerosas horas en el interior de casas y espacios cerrados. La falta de ventilación y el uso de algunos productos empeora notablemente la calidad del aire que respiran diariamente y esto, a la larga, puede ser perjudicial para su salud.

La contaminación del aire (tanto interior como exterior) es la cuarta causa de mortalidad mundial en personas, por detrás de la hipertensión, el tabaco y la hiperglucemia, siendo los habitantes de países en vías de desarrollo los que mayor riesgo tienen. En países más desarrollados, el uso de esos combustibles en las tareas domésticas es poco frecuente, por lo que el riesgo de problemas respiratorios se asocia más a otros contaminantes interiores, que también impactan en la salud de nuestros perros y gatos, dada nuestra íntima convivencia con ellos (sumado al hecho de que nuestros animales de compañía pueden llegar a pasar más horas en el interior de nuestras casas que nosotros, por lo que están más expuestos a ese tipo de contaminación).

Para que te hagas una idea, cada día exponemos a nuestras mascotas a un sinfín de situaciones en casa que pueden pasarles factura a nivel respiratorio. Existen estudios que ya han analizado los principales contaminantes a los que se enfrentan nuestros animales en las viviendas y que han permitido sacar algunas conclusiones, como, por ejemplo, que nuestros gatos parecen ser especialmente sensibles a la contaminación ambiental y podrían convertirse en especies centinelas para futuros estudios de contaminantes para humanos. Debemos tener presente que nuestros amigos felinos pueden desarrollar bronquitis crónicas que deriven fácilmente en un cuadro asmático, por lo que tomar mayores precauciones con ellos es esencial.

Las principales fuentes de peligro para el sistema respiratorio de nuestros perros y gatos son:
  • Los humos de la cocina
  • Chimeneas
  • Tabaco
  • Incienso
  • Químicos volátiles (productos de limpieza, cosméticos, sprays, aceites esenciales en difusores, pinturas, ceras, barnices, material de papelería tipo rotuladores o pegamentos…)

       

También existe la poco conocida amenaza del gas radón que, de acuerdo con la OMS, se ha convertido en la segunda causa de cáncer de pulmón (por detrás del tabaco). Este gas inoloro, insípido e invisible se filtra por el terreno donde están construidos los edificios que habitamos y entra a través de grietas, contaminando el aire que respiramos o el agua que bebemos nosotros y nuestras mascotas. En España hay zonas donde el riesgo es mayor por la composición geológica del terreno (el Consejo de Seguridad Nuclear elabora  mapas de concentración de radón para su consulta). Es tal el riesgo, que el gobierno ha elaborado una legislación específica para las edificaciones en zonas de altas concentraciones (para asegurar la reducción de sus niveles en el interior de las nuevas construcciones). Los niveles interiores de radón varían a lo largo del año (por los cambios meteorológicos y la frecuencia de ventilación de las casas) pero es importante saber que concentraciones medias son suficientes para causar lesiones pulmonares en exposiciones crónicas.

Así mismo, el aire en lugares cerrados puede tener una alta concentración de ácaros, hongos, polvo en suspensión y polen de plantas de interior, que ya han demostrado tener correlación con la aparición de lesiones respiratorias y cutáneas en animales de compañía.

Dados todos estos peligros, debemos de estar atentos a los posibles signos respiratorios que puedan mostrar nuestros perros y gatos. Los pequeños detalles (tales como la frecuencia del síntoma, las circunstancias previas, el entorno…) pueden ayudar a descartar las posibles causas y permitir al profesional veterinario realizar un diagnóstico preciso.

Los síntomas más comunes que nos podemos encontrar son:

  • Tos:
La tos es un signo más frecuente en perros que en gatos y puede aparecer en un sinfín de patologías. Puede aparecer por problemas del aparato respiratorio (bronquitis crónica; asma; colapso traqueal; neumonía por aspiración; edema pulmonar; infecciones por hongos, bacterias o virus; compresión bronquial por masas tumorales; parásitos respiratorios), problemas cardíacos (fallo cardíaco congestivo; parásitos en el corazón), manejo y cuidados incorrectos (tirar fuerte de la correa; usar sustancias volátiles en casa que sean irritantes o tóxicas; insuficiente limpieza y desinfección de ambientes; falta de ventilación), etc.
  • Estornudos:
Otro signo muy frecuente que puede deberse a numerosas causas. Los estornudos pueden aparecer por excitación, alergias ambientales, inhalación de alguna sustancia irritante, problemas autoinmunes (rinitis), tumores y cuerpos extraños en cavidad nasal, infecciones (virus, hongos y bacterias) e incluso problemas dentales (abcesos).
También existen los estornudos inversos (más frecuentes en perros), donde nuestro amigo emite unos ruidos sucesivos muy extraños, como si algo se hubiera quedado en su garganta y no pudiera tragar (en Imacardio, blog especializado en cardiología veterinaria, dan una explicación detallada sobre las causas y tratamiento de este signo respiratorio).
  • Otros síntomas: dificultad para respirar, cambio en el sonido de los ladridos o maullidos, mucosas azuladas, dificultad para realizar cualquier esfuerzo, síncopes (desmayos), secreción nasal, lagrimeo, sonidos respiratorios (sibilancias, gorjeo, estertores…)

Por tanto, ¿qué medidas debemos de adoptar para ayudar a evitar enfermedades respiratorias en nuestros perros y gatos?:

  • Evita ambientes con humo, uso de inciensos y difusores, productos químicos y materiales que desprendan sustancias volátiles en presencia de nuestras mascotas.
  • Ventila con frecuencia la casa (a ser posible a primera hora de la mañana y por la noche, no en hora punta de tráfico).
  • A la hora de elegir un sustrato para el arenero de tu gato, busca materiales que levanten poco (o nada) de polvo.
  • La humedad ambiental en el interior de los edificios debe estar entre el 30%-60% (el exceso de humedad favorece el crecimiento de moho y otros microorganismos, mientras que los ambientes muy secos pueden irritar las mucosas respiratorias, mermando sus mecanismos naturales de defensa).
  • Evita el sobrepeso y la obesidad ya que dificulta la respiración y favorece los estados pre-inflamatorios en el organismo. Ofrece alimentos equilibrados y fomenta los ratos de juego y ejercicio.
  • Incrementa la ingesta de alimentos con antioxidantes (como la cúrcuma con pimienta, el jengibre, el aceite de girasol, los aceites de salmón y krill, los frutos rojos, la piña, los cítricos, la calabaza, las zanahorias, la batata) para combatir el estrés oxidativo derivado de la contaminación.
  • Evita el uso de correas que aprieten excesivamente el cuello de tus animales. Existen métodos para pasear a nuestras mascotas sin dedicarles fuertes tirones que puedan lastimar su tráquea (si tu perro no camina tranquilo y relajado por la calle, infórmate de las opciones, ambos lo agradeceréis).
  • Busca zonas verdes para pasear y correr (donde los niveles de contaminación atmosférica sean menores).
  • Cumple el calendario vacunal y de desparasitaciones.
  • Recuerda que algunas razas tienen predisposición a ciertos problemas respiratorios. Las razas braquicéfalas de perros (como los Bulldogs, Carlino, Shih Tzu, Lhasa Apso, Pequinés, Shar-pei, Boston Terrier, Cavalier King Charles, Boxer) o los gatos de perfil chato (como el Persa, Birmano, Himalayo) deben de tener un seguimiento veterinario más exhaustivo desde pequeños, para evitar futuras complicaciones respiratorias como el síndrome respiratorio, muy bien explicado por el grupo Puchol.
  • Y, por último, ante cualquier síntoma respiratorio, no pierdas tiempo y consulta a tu veterinario de confianza. Él o ella sabrán darle la importancia que se merece y juntos podréis ayudar a que un posible cuadro respiratorio no se complique