Las altas temperatura durante los últimos veranos afectan tanto a personas como a los animales, que también presentan síntomas y pueden llegar a sufrir golpes de calor. La temperatura corporal del animal puede llegar hasta los 42ºC debido a la sobreexposición al calor, cuando su temperatura normal ronda los 38º. Por eso recomendamos no salir durante las horas de más calor en verano y evitar dejarlos en el coche, aunque tengan la ventanilla bajada, y en lugares sin sombra, de forma que así se contribuirá a prevenir el riesgo de que los animales sufran un golpe de calor.
Los perros no controlan la temperatura corporal igual que lo hacemos los humanos, hecho que les hace propensos a la hipertermia. Transpiran únicamente un poco a través de las almohadillas y zonas con poco pelo como el abdomen; y como método regulador usan la polipnea o jadeo.
¿Qué hacer ante un golpe de calor?
Para los perros, un golpe de calor, es un trastorno grave que se presenta cuando no consigue expulsar más calor del que generan, superando su temperatura corporal y, por tanto, afectando a su sistema nervioso central. En caso de que un perro padezca un golpe de calor es necesario que se actúe de forma eficiente y con rapidez: lo primero sería contactar con un veterinario e informarle de la situación, además de seguir las siguientes pautas:
- Moverlo a un lugar fresco.
- Ofrecerle agua fresca para beber si está despierto, aunque nunca se debe usar agua fría; debe estar, como mínimo, a 20 grados para evitar un shock.
- Humedecer la cabeza con trapo o spray.
- Nunca envolver el cuerpo del animal.
- Masajear las extremidades para mejorar la circulación.