20 febrero 2020

Alimentos dañinos para perros y gatos

Alimentar a nuestras mascotas pueden resultar fácil e intuitivo, pero no siempre acertamos al ofrecerles ciertos alimentos. Existen una serie de productos que, pese a no considerarse alimentos prohibidos ni mortales, sí es importante vigilar su consumo porque pueden resultar dañinos en determinadas circunstancias:

Hígado: El hígado es un ingrediente fantástico que adoran nuestras mascotas pero su alto contenido en vitamina A lo hace beneficioso y peligroso a su vez. Si decides ofrecer con cierta frecuencia hígado a tu perro o gato recuerda no superar las 2 veces/semana, ya que la intoxicación por exceso de vitamina A puede generar, a la larga, anorexia, debilidad y graves problemas en su esqueleto. Así mismo, insistimos en la importancia de cocinar el hígado, ya que este ingrediente está muy asociado a las infecciones por Campylobacter (principal responsable de las intoxicaciones alimentarias de origen infeccioso).

Ciruelas, cerezas, melocotones, nectarinas (y semillas de frutas): Sus huesos contienen altos niveles de cianuro pero haría falta que nuestros animales comieran una gran cantidad de huesos y semillas trituradas para poder verse afectados. De hecho, el mayor riesgo que suponen estas frutas es la obstrucción digestiva (si se dan a comer con hueso). En el hipotético caso de que sufrieran una intoxicación por cianuro, observaríamos dificultad respiratoria, aumento de la frecuencia respiratoria dilatación de pupila y colapso.

 

Tomates verdes, partes verdes de la planta del tomate, patatas crudas y piel de patatas: Estos ingredientes prohibidos poseen unas sustancias denominadas glucoalcaloides (solaninas, chaconinas y tomatinas) que, como explica la Universidad de Cornell,  pueden resultar peligrosas en cantidades elevadas, pudiendo provocar desde leves cuadros digestivos hasta signos graves de intoxicación.

Las dosis mínimas tóxicas son grandes así que el riesgo de intoxicación aguda es poco probable (pero faltan estudios que profundicen en los efectos de un consumo crónico de cantidades moderadas). Pese a que el tipo de patatas que empleamos en la cocina suele tener cantidades controladas de solaninas, es recomendable evitar que la luz solar incida sobre ellas para minimizar la aparición de brotes (que tienen una gran concentración de esas sustancias). Así mismo, es aconsejable no emplear patatas que tengan partes verdes o zonas dañadas.

Huevos crudos: Los huevos son una de las mejores fuentes de proteína por su alto valor biológico pero ofrecerlos crudos a nuestras mascotas puede conllevar una serie de peligros. El más evidente es el riesgo de infección por Salmonella o E.coli pero además, has de saber que si no se cocinan presentarán altos niveles de avidina (una proteína que se une fuertemente a la biotina, impidiendo su absorción). Su uso repetido hará que aparezcan problemas de pelo y piel, problemas en el metabolismo de grasas y carbohidratos, anorexia y depresión (por la deficiencia en biotina).

Leche y productos lácteos: un elevado número de perros y gatos adultos son intolerantes a la lactosa. En el caso de los gatos existen estudios que hablan de una cierta tolerancia a la lactosa pero encontramos numerosos casos de individuos que con cantidades muy pequeñas ya muestran problemas digestivos. Para individuos sensibles a la lactosa la toma de leche puede generar dolor abdominal, gases y diarrea.

Estos síntomas pueden no manifestarse al beber leche de cabra (que se digiere mejor en general) o al comer yogur o queso (porque los microorganismos de estos otros ingredientes pueden haber predigerido gran parte de la lactosa que había, por ejemplo). Aun con todo, no son alimentos necesarios en la dieta de animales adultos y pese a que la creencia popular dice que los gatos adoran la leche, no parece existir una predilección superior frente a otros ingredientes también grasos.

Pescado crudo: Los gatos tienen unos requerimientos de tiamina (vitamina B1) superiores a los perros o a los humanos. Esta vitamina es necesaria tanto para el metabolismo de hidratos de carbono como para la formación de mielina y de neurotransmisores.  Por lo que su deficiencia puede derivar en cuadros neurológicos.

La deficiencia de tiamina en gatos se conoce desde hace muchos años y puede deberse, entre otras causas, a un consumo repetido de alimentos que contengan altos niveles de tiaminasa (una enzima que degrada la vitamina B1).  Esa enzima está presente en algunas bacterias y hongos, así como en plantas y en ciertos pescados crudos. De entre todas las especies marinas con altos niveles de tiaminasa, resaltamos el bacalao, el bagre, la carpa, el arenque, las anchoas, los mejillones y las almejas.

El calor destruye la enzima por lo que cocinar estos pescados es obligado, si decides incluirlos en la alimentación de tu amigo felino (si no es así, mejor considerarlos ingredientes prohibidos en la dieta de tu gato). Además, el consumo de pescado crudo tiene un riesgo implícito y es la posible presencia de Anisakis (parásitos internos de animales marinos) que pueden afectar tanto a personas como a perros y gatos. Para prevenir esta infestación, hoy por hoy las autoridades recomiendan congelarlo durante 5 días antes de su consumo, según recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Atún (en lata o fresco), bacalao y pez espada: De nuevo el pescado es protagonista, esta vez por los altos niveles de mercurio, también presentes en perros y gatos (como demostró el estudio publicado en el British Veterinary Journal. Este metal pesado es un tóxico persistente y bioacumulable,  por lo que los peces depredadores de mayor tamaño son los que más lo acumulan (no sólo influye el tamaño del pescado, sino sus hábitos de caza y «migratorios» y el cambio climático, que está contribuyendo al incremento de la temperatura del mar y al agravamiento de la bioacumulación en animales marinos, tal y como explica el artículo publicado en la revista Harvard Gazette).

El metilmercurio que vamos ingiriendo puede llegar a provocar problemas neurocognitivos (como la afectación de nuestros reflejos, problemas oculares, lacrimeo, parálisis, excesiva salivación y convulsiones), por lo que el consumo de estas especies de pescado ha de ser muy limitado (más aún en animales en crecimiento y gestantes).

Comida de perros para gatos: Alimentar a nuestros gatos con la comida que adquirimos para nuestros perros es una muy mala decisión. Los gatos tienen unas necesidades nutricionales especiales y únicas, que les obligan a ingerir diariamente cantidades superiores de varios nutrientes (respecto al perro). De manera que una dieta para perros no es tóxica ni peligrosa, pero sí es deficitaria para un gato y puede provocar, a la larga, graves problemas de salud en nuestros felinos.

Sal: En general los animales pueden tolerar grandes cantidades de sal siempre y cuando puedan acceder a agua fresca (y sus mecanismos internos de regulación del sodio funcionen correctamente). Generalmente este tipo de intoxicación se asocia a la ingestión de piedras de sal o a agua de mar sin una posterior rehidratación con agua potable; o al uso de sal para provocar el vómito (nada recomendable).

Así mismo, ingredientes grasos (como las patatas fritas y similares o el embutido) con un alto contenido en sal, no sólo son desaconsejables por sus niveles de sodio sino por su contenido en grasa (que pueden ayudar a que se instauren pancreatitis). Para minimizar el riesgo de este tipo de intoxicación siempre han de tener agua fresca a libre disposición.

Además de los ingredientes que os hemos citado, que pese a no ser tóxicos, pueden tener repercusiones sobre la salud de nuestros animales de compañía, existen alimentos prohibidos que sí les pueden intoxicar y afectar gravemente. Recuerda, si crees que tu perro o gato está intoxicado, no debes de perder tiempo. Llama a tu veterinari@ cuanto antes, ya que la recuperación de tu mascota depende de la rapidez con que sea atendida. Remedios caseros como el uso de leche para bloquear el tóxico; o el uso de sal para provocar el vómito pueden agravar el cuadro (tampoco es aconsejable emplear carbón activo si el perro o gato está vomitando).

Si dudas de la inocuidad de un alimento, un producto o una planta que pueda haber ingerido y no presenta síntomas todavía, te recomendamos que accedas a la información disponible en ASPCA (Animal Poison Control) o en el Pet Poison Helpline (ambas webs en inglés).

Para cualquier consulta en castellano, puedes ponerte en contacto con el Servicio de Información Toxicológica del Ministerio de Justicia (y por supuesto, llama a tu veterinari@, que te ayudará al instante).