2 febrero 2018

Las etiquetas de los alimentos

La calidad de un producto no viene determinada por su etiquetado ni por su precio.

El etiquetado de la comida de tu gato o de tu perro es una información de carácter orientativo y debe considerarse como tal cuando valoremos un alimento.

La normativa de etiquetado de los alimentos para animales de compañía en España es la impuesta por la Unión Europea, por lo que todos los países de la Unión seguimos el mismo reglamento (Estados Unidos y Canadá tienen su propia legislación y esto, en ocasiones, genera confusión entre los consumidores europeos).

La información que aparece en la etiqueta de la comida de tu mascota no siempre es clara, lo que lleva a sacar conclusiones erróneas, sobre todo al comparar diferentes productos. Por eso, hemos decidido ponerte una serie de claves que te ayuden a entender mejor este mundo:

  1. Todos los alimentos deben de indicar si se tratan de alimentos completos (que están recomendados como base de la alimentación diaria) o complementarios (premios o complementos que, por si solos, no asegurarían una nutrición equilibrada).

Es esencial ofrecer a nuestros animales un alimento completo pero que también sea equilibrado y nutritivo (conseguir esto no es tan sencillo, ya que para elaborar una dieta de calidad no basta con mezclar ingredientes y alcanzar ciertos porcentajes mínimos en los componentes analíticos).

  1. Los términos «natural», «holístico», «premium» y «super premium» no están legislados aunque existen recomendaciones de uso.

Al no existir una regulación que los defina, cada empresa podrá hacer uso de ellos como considere, siguiendo sus propios criterios y filosofía.

Organizaciones independientes como FEDIAF (europea) o AAFCO (americana) ofrecen definiciones, que pese a no ser de obligado cumplimiento, pueden servir de guía.

El término «orgánico/bio/ecológico» sí que tiene una legislación propia en la Unión Europea y para poder elaborar un alimento bio se ha de cumplir toda la reglamentación escrita al respecto.

  1. Es recomendable adquirir alimentos que especifiquen para quién va destinado el producto. 

Hay que recordar que las necesidades de un cachorro no son las mismas que las de un adulto; o las de un adulto que realiza una actividad diaria intensa con las de un perro senior; o las de una hembra lactante de las de una hembra en mantenimiento.

  1. La tabla de dosificación es orientativa. 

Es muy importante controlar la condición corporal con cierta frecuencia para reajustar la ración si fuera necesario, o plantear un cambio de receta.

  1. La composición muestra los ingredientes presentes en la receta de mayor a menor inclusión. 

No es obligatorio mostrar el porcentaje de todos los ingredientes, solo de aquellos que se han resaltado, ya sea en el nombre comercial del alimento o de forma visual (foto, dibujo, frase…).

El porcentaje que pueda aparecer al lado de un ingrediente en ocasiones puede generar más confusión, ya que el ingrediente puede haberse incorporado en fresco, por lo que contiene agua de forma natural (por ejemplo, en carnes la humedad es del 65-70% per se) o en su forma deshidratada, de manera que tendría los nutrientes mucho más concentrados (como la proteína de pollo deshidratado). Por tanto, ese porcentaje en la composición no es una información verdaderamente útil para el consumidor de cara a conocer los niveles de proteína, grasa o hidratos de carbono del alimento.

  1. La parte de componentes analíticos en el etiquetado muestra valores aproximativos de proteína, grasa, fibra, cenizas y humedad (esta última no siempre es obligatoria). 

Para obtener estos valores, se recurren a laboratorios. Las técnicas laboratoriales dan siempre valores útiles para el consumidor, pero aproximativos, tal y como resume el escrito de la Universidad de Córdoba.

El valor orientativo de los hidratos de carbono de la receta se obtiene al restar a la materia seca, los valores de la proteína, grasa, fibra y cenizas (recordar que hidratos de carbono no es sinónimo de cereales).

  1. Las cenizas, o materia inorgánica de los componentes analíticos, es el nombre que se le da a una sustancia resultante de una técnica de laboratorio. 

Las “cenizas” no hacen referencia a un ingrediente (no se incluyen cenizas como ingrediente a una receta). Son el residuo o producto resultante de una técnica laboratorial y se obtienen al incinerar la materia seca para destruir la materia orgánica y cuantificar así la cantidad de materia inorgánica de la muestra. Ese valor refleja, a grandes rasgos, la cantidad de minerales del producto (calcio, fósforo, sodio, potasio etc. además de óxidos, carbonatos y fosfatos).

Hace años se asociaba un alto porcentaje de cenizas con un alimento de baja calidad porque en ocasiones se empleaban ingredientes baratos que contenían mucho hueso, lo que incrementaba notablemente el nivel de minerales del producto. Pero hoy en día no es un indicador fiable de la calidad de un alimento, así como tampoco un valor elevado va a causar un problema renal en nuestro gato o perro (lo importante es, además de asegurar una correcta hidratación, controlar los niveles de ciertos minerales en los individuos susceptibles a ciertas enfermedades, como los cachorros en época de crecimiento o los afectados por cristales urinarios, por ejemplo).

Cada ingrediente tiene un porcentaje de cenizas (tras incinerarse) que contribuye al porcentaje final en el alimento. Por ejemplo, los cereales de cultivo ancestral (tipo amaranto) y pseudocereales (como la quinoa) presentan un mayor contenido en fibra y minerales respecto a otros cereales (y por tanto, mayor porcentaje de cenizas). Otros ingredientes como las legumbres, los champiñones, las algas, las espinacas, la soja, los frutos secos, los lácteos, algún pescado azul, el marisco, ciertas vísceras y la yema de huevo (así como los aditivos de alimentos procesados) contribuyen también al incremento en el valor de las cenizas. Por lo que valores superiores de cenizas no son siempre sinónimo de mala calidad.

  1. Nunca se pueden comparar dos productos con diferentes porcentajes de humedad, directamente con la etiqueta. 

Si quieres comparar los componentes analíticos de dos alimentos que tienen diferente humedad, primero has de poner ambos en materia seca (MS), y siempre fíjate primero en su humedad, antes de decidirte por uno de ellos.

Para saber cómo comparar dos alimentos de diferente humedad y poder decidirte con seguridad, echa un vistazo a la forma de calcularlo.

  1. En la parte de “Aditivos” es obligatorio listar las vitaminas y minerales con su código y su nomenclatura, según la legislación. 

Los alimentos para animales de compañía se elaboran partiendo de la base que pueden estar expuestos al aire o la luz del sol durante cierto tiempo, por lo que para asegurar que sigan ofreciendo los nutrientes esenciales en cantidades adecuadas, se añaden ciertas vitaminas y minerales (que pueden sufrir un deterioro) y así conseguir que el alimento mantenga sus propiedades y sea completo en toda su vida útil.

El número E no es sinónimo de sustancia nociva, simplemente es una manera de clasificar. No obstante, en la actualidad, la Unión Europea está renombrando las vitaminas y minerales, de manera que dejarán de llevar número E (por ejemplo, la vitamina A pasará a ser 3a672a).

Otros aditivos (como colorantes, conservantes y antioxidantes) pueden aparecer de manera genérica, simplemente con el nombre de su grupo funcional.

  1. Es obligatorio disponer de un número de contacto del responsable de etiquetado para poder consultar cualquier duda. (si presentan dosis máximas)

En el envase del alimento debe aparecer tanto información del fabricante como del distribuidor.

La legislación es acertada al exigir mostrar los porcentajes de los nutrientes, como la proteína bruta, que sirvan de guía a los compradores, pero esa información no es tan reveladora como sería conocer el valor biológico, la digestibilidad o la biodisponibilidad de los ingredientes (datos que entendemos que complicarían la lectura del etiquetado, pero que nos ayudan a saber si un alimento para nuestra mascota es mejor que otro).

Por todo eso, animamos a las personas a no dejarse guiar exclusivamente por lo que leen en las etiquetas de la comida de su perro o gato, sino a preguntar y probar. No solo es esencial saber interpretar la información que aparece en la etiqueta sino conocer qué determina realmente la calidad de un alimento. Porque un alimento que se esté asimilando y aprovechando correctamente genera efectos beneficiosos inmediatos pero, lo que es más importante, consigue cumplir su función a largo plazo.